miércoles, 28 de noviembre de 2012

El valor de la vida ante la razón y la fe


M. Chagall, La creación del hombre (1956-1958)
El ángel (en el que puede verse un autorretrato del pintor) posa al primer hombre 
sobre la tierra, tras la creación de los animales. 
Su brazo se funde con el de Adán, como para manifestar la Alianza amorosa de Dios con el hombre.  
La serpiente está al acecho (abajo, a la derecha), para ofrecer el fruto prohibido a Adán y Eva. 
Arriba a la derecha,  en torno a un sol rojo gira la historia de la salvación, 
con Cristo en la cruz, entremezclada con motivos de la vida del pintor, 
de raza judía y a la vez cristiano y ortodoxo. 
Arriba a la izquierda, Moisés recibe las tablas de los Mandamientos.


Al valor de la vida humana se puede llegar por la razón. Al mismo tiempo, ese valor solo se hace patente por la fe. Se trata de uno de los campos (la bioética) en los que la relación entre razón y fe se demuestra enriquecedora para las dos partes.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Fe y razón: armonía y camino


Puente del Golden Gate (1937), bahía de San Francisco
que toma ese nombre del estrecho del Bósforo (Constantinopla),
que une Europa con Asia


En su audiencia del miércoles, 21 de Noviembre, Benedicto XVI se ha centrado en la racionabilidad de la fe. Ha explicado que la fe es a la vez conocimiento y amor; que el “misterio” de Dios no es irracional; y que la armonía entre fe y razón, fe y ciencia, es el camino para llegar a la verdad sobre Dios y el hombre.


La fe es a la vez conocimiento y amor

     1. La fe es conocimiento y amor, como se comprueba al conocer las verdades de la fe (recogidas sobre todo en el Credo): “Estas verdades no son un simple mensaje sobre Dios, una información particular acerca de Él. Sino que expresan el acontecimiento del encuentro de Dios con los hombres, encuentro salvífico y liberador, que cumple con las aspiraciones más profundas del hombre, su anhelo de paz, de fraternidad, de amor”. Dicho brevemente, la fe permite conocer a Dios y saborear la vida en el mundo, y se expresa en la atención y el servicio a los demás.

martes, 20 de noviembre de 2012

Jóvenes, comunicadores de la fe




El mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro (2013) tiene como lema: “Id y haced discípulos a todos los pueblos” (cf. Mt 28,19). En él confía a los jóvenes la transmisión de la fe.

      El Papa les exhorta a responder a la convocatoria presidida por la estatua del Cristo Redentor: “Sus brazos abiertos son el signo de la acogida que el Señor regala a cuantos acuden a él, y su corazón representa el inmenso amor que tiene por cada uno de vosotros”. En el marco del Año de la Fe y de la nueva evangelización, les invita a implicarse “en este impulso misionero de toda la Iglesia: dar a conocer a Cristo, que es el don más precioso que podéis dar a los demás”.

Ateísmo práctico y testimonio de fe


Desde algún punto sobre Europa, 
cuando se abre, camino de los Alpes, hacia el Mediterráneo
(28-X-2012)

¿No puede el hombre ser feliz al margen de Dios? ¿No se puede ser honrado, colaborar en el bien común, sacar adelante una familia, servir a los demás, sin tener fe? ¿Es que acaso no se puede respetar la dignidad humana y la libertad, sin contar con Dios?

      Estas y otras preguntas se pueden responder meditando en las palabras de Benedicto XVI, durante su audiencia del 14 de noviembre.


El ateísmo práctico

      Así lo ve el Papa: “En nuestros tiempos hay un fenómeno particularmente peligroso para la fe: hay una forma de ateísmo que se define como ‘práctico’, en el que no se niegan las verdades de la fe o los rituales religiosos, sino que simplemente se consideran irrelevantes para la existencia cotidiana, separados de la vida, inútiles”. Consecuencia: “A menudo, por lo tanto, se cree en Dios de una manera superficial y se vive ‘como si Dios no existiera’ (etsi Deus non daretur)”. Pero este ateísmo “práctico” no es menos dañino para el que lo vive, al contrario: “Al final, sin embargo, esta forma de vida es aún más destructiva, porque conduce a la indiferencia hacia la fe y hacia la cuestión de Dios”.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Tres perlas en el Sínodo


En su balance del Sínodo sobre la nueva evangelización, el periodista Sandro Magister recoge tres intervenciones que expresan de algún modo el ambiente que allí debió de vivirse, al decir de los participantes.

 
Educación en la fe, los sacerdotes y los jóvenes

     La primera intervención fue la que recibió más aplausos en la sala. Tommaso Spinelli, joven catequista, laico, de Roma, habló de la educación de la fe (la catequesis), del papel de los sacerdotes y la respuesta de los jóvenes (la traducción es mía):

     “La nueva evangelización necesita sustancia: catequesis con densidad, que sepa decir algo serio a nuestra vida, pero también y sobre todo, vidas con densidad (referentes), que muestren con los hechos la solidez de quien es cristiano. Con mayor razón hoy, cuando las familias están desunidas y con frecuencia renuncian a su papel educativo, los sacerdotes testimonian a los jóvenes la fidelidad de una vocación y la posibilidad de escoger un modo de vivir alternativo y más bello respecto al propuesto por la sociedad.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Educación del deseo como camino hacia la fe


 Jruchi Gospels II MSS, Georgia: Jesús y la samaritana (s. XII)

"Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla" (Jn 4, 15)

Dice Robert Spaemann que en la educación no se trata solo de enseñar a defender los propios intereses, sino, antes y sobre todo, a tener intereses, a interesarse por algo; “pues quien ha aprendido a defender sus intereses, pero en realidad no se interesa nada más que por él, no puede ser ya más feliz” (Etica: Cuestiones fundamentales, Eunsa, Pamplona 2010, p. 48).

     Sin duda los intereses tienen que ver con los deseos. Por eso es también interesante la educación de los deseos. Es el tema que ha abordado Benedicto XVI en su audiencia general del 7 de noviembre. En ella se ha referido al “deseo de Dios”, como “un aspecto fascinante de la experiencia humana y cristiana”. Inscrito por Dios en el corazón humano, este deseo hace que sólo en Dios el hombre puede encontrar la verdad y la felicidad que no cesa de buscar (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 27).

viernes, 2 de noviembre de 2012

Nuestra fe, la fe de la Iglesia

M. Chagall, Detalle de una vidriera (1967)
Iglesia de Todos los Santos, Tudeley (Inglaterra)

     "Un cristiano que se deja guiar y formar poco a poco por la fe de la Iglesia, 
a pesar de sus debilidades, sus limitaciones y sus dificultades, 
se vuelve como una ventana abierta a la luz del Dios vivo, 
que recibe esta luz y la transmite al mundo
(Benedicto XVI)


¿Es la fe algo meramente individual, que solo interesa a cada uno? Una vez más se ha enfrentado Benedicto XVI, en su audiencia del 31 de octubre, con el individualismo que puede afectar a los creyentes.

     Por supuesto, observa, “el acto de fe es un acto eminentemente personal, que tiene lugar en lo más profundo y que marca un cambio de dirección, una conversión personal: es mi vida que da un giro, una nueva orientación”. En la liturgia del Bautismo, quien acepta la fe católica en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo responde en singular: “Yo creo”.


Creer no es individualista

    Pero, añade el Papa, explicando cómo se origina la fe personal, “este creer no es el resultado de mi reflexión solitaria, no es el producto de mi pensamiento, sino que es el resultado de una relación, de un diálogo en el que hay un escuchar, un recibir, y un responder”. Es el resultado de la relación con Jesús: “Este creer es el comunicarse con Jesús, el que me hace salir de mi ‘yo’, encerrado en mí mismo, para abrirme al amor de Dios Padre”. Y hay que entender esa relación mirando cómo es en realidad: “Es como un renacimiento en el que me descubro unido no solo a Jesús, sino también a todos aquellos que han caminado y caminan por el mismo camino”. Pues bien, este nuevo nacimiento que comienza con el Bautismo, se prolonga luego a lo largo de la vida.